jueves, 6 de marzo de 2014

"La Mirada que Educa"

Por Cristóbal Gómez Mayorga

Mirar a los ojos. Difícil tarea. Probad, si no. Mirar a los ojos es mirar al alma sin contemplaciones. Es un reto difícil, pero necesario de los educadores. No hay alternativa. Ni los textos didácticos más sofisticados, ni los programas informáticos más modernos, ni los proyectos educativos más innovadores, pueden sustituir una mirada profunda. Porque los ojos son taladradores que hacen agujeritos en el alma del mirado, y penetra dentro, muy dentro, en todo su ser. Y es por eso que educar es hurgar con la mirada, adentrarse muy hondo, hacerse camino hasta lo más profundo y crear un huequito en las entrañas de nuestro alumnado. Aunque nos empeñemos una y mil veces en explicar con la voz, que atraviesa los oídos sin apenas detenerse un instante en la mente, la mirada vale más que mil palabras.
Primero vemos al otro con deseo y ayudamos a construirlo. Luego, una vez construido, miramos hacia el mundo. Y el otro, urgido por nuestra mirada, ve y va hacia donde miramos.  Es así cómo el camino de lo mirado se convierte en el sendero de lo educable. 

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